El laurel es una planta ornamental legendaria, muy valorada por su fragancia y su belleza. Es una planta arbustiva con hojas perennes que se desarrolla en climas templados. Crece como un arbusto, pero puede llegar a ser un árbol y alcanzar los 12 metros de altura. Ha sido utilizado tradicionalmente en la cocina mediterránea como condimento culinario, pero también en la ornamentación. El porte y la elegancia del laurel no pasan nunca desapercibidos, es por eso que es una planta muy común de los jardines y los parques.
Cultivo
El laurel es una planta que se adapta bien en diversas condiciones, tanto ambientales como lumínicas, también en todo tipo de suelos, lo podemos encontrar en el campo o en las terrazas, plantado en macetas. Su clima es el mediterráneo, por lo que se desarrolla bien con temperaturas templadas que puede vivir bien tanto expuesta al sol directo como debajo de una buena sombra. No tolera bien el frío extremo, por debajo de los 0 grados lo puede tolerar únicamente breves períodos de tiempo. Aunque agradece que circule el aire, las corrientes de aire no le son buenas.
Riego
Durante los meses calurosos del año el laurel debe ser regado moderadamente, cuando la superficie del terreno esté seca. A partir de otoño y durante todo el invierno es prácticamente innecesario regar, sobretodo en los lugares muy fríos. Los encharcamientos son fatales para estas plantas y suponen uno de los principales motivo por las que mueren estos ejemplares.
Suelo y trasplante
A pesar ser una planta que no crece demasiado rápido, tiene unas raíces bastante voluminosas, por lo que, sí se cultiva en macetas, será conveniente trasplantar cada dos años. El mejor momento para ello será en primavera. Utilizaremos un sustrato fértil, pero lo más importante es que sea muy drenante.
Abono
Para abonar podemos utilizar el abono líquido, diluido en el agua con la que regamos. A partir de la primavera y durante todo el verano podemos enriquecer el riego con abono cada 15 días, el resto del año no conviene abonar. Los abonos ricos en nitrógeno son especialmente buenos para el desarrollo de las plantas verdes.