La dalia es una flor mexicana que pertenece a la familia asteraceae de una gran belleza. Es una flor delicada y colorida, la cual, en nuestro jardín, puede hacerse muy querida. Se caracteriza por tener una gran variedad de flores de diferentes tamaños, colores y pétalos, unas los tienen más apretados que otras. Estas plantas, procedentes de las zonas más frías, se cultivan como anuales en las regiones más frías a partir de tubérculos subterráneos (bulbos).
Lo principal para la dalia es la luz solar, le encanta y lo necesita para desarrollarse bien, aunque no conviene que esté a pleno todo el día. Como decíamos es una flor delicada, es muy importante evitar los lugares sombríos y la los sitios demasiado expuestos a vientos fuertes, pues las dalias sucumbirían en tales condiciones.
El suelo debe estar bien abonado y con un buen drenaje, teniendo en cuenta que la dalia se planta bastante profunda (unos 10 centímetros aproximadamente) cuando lo ablandamos para hacer la mezcla. No olvidemos que en el momento de plantar las dalias es importante dejar suficiente espacio entre unas y otras.
Cuando las dalias han florecido conviene ir eliminando todas aquellas flores que vemos marchitas para prolongar la floración. Es importante fertilizar las plantas, sobretodo antes de la floración y el abono que sea rico en nitrógeno, abonaremos cada quince días durante el verano. Puesto que existen una gran variedad de dalias, las hay de muchos tamaños, algunas de ellas desarrollan un gran crecimiento en altura, por lo que conviene colocar soportes para asegurar que no se rompan sus delicados tallos.
El momento de plantar los bulbos de dalia es al principios en primavera, después de las últimas heladas primaverales, de este modo los veremos florecer entre verano y principios de otoño. Ahora que se acerca el frío no es el mejor momento para plantarlas, pero si lo deseamos podemos sembrar semillas en macetas en interior y las veremos florecer pasados dos o tres meses.