La caña de pescar de ángel es una herbácea perenne de finos y esbeltos tallos coronados por flores que pueden ser de diversos colores, del rosa suave al púrpura pasando por diversas graduaciones. Es una planta que no requiere de mantenimiento y que soluciona fácilmente lugares del jardín que requieran poco cuidado. El resultado, además, es espectacular por la exhibición floral que nos ofrece ya que al ser tan dúctil su movimiento, bajo los efectos de la brisa y el viento, es un placer visual.
Una planta llegada del sur de África Desde este continente nos llega una planta que puede llegar a superar el metro y medio de altura y casi llegar al metro de ancho. Se propaga fácilmente por el vuelo de las semillas y, como hemos comentado, se pueden realizar impresionantes composiciones en los jardines jugando con sus colores y su estilizada forma colgante. Resiste la salinidad de la costa por lo que es adecuada para los jardines que puedan tener problemas con la salinidad.
Plantar a pleno sol y teniendo especial atención a que el suelo tenga un buen drenaje porque a la dierama le gusta la humedad pero no en exceso.
Resistente a las enfermedades La caña de pescar de ángel puede plantarse en cualquier tipo de suelo. Sus flores tienen forma acampanada y muy vistosas. El color más habitual es el rosa fuerte pero se pueden encontrar otras tonalidades. Florece desde el mes de junio a finales de agosto.
Si se desea formar un vistoso y agradable macizo se recomienda plantar entre 4 y 6 plantas por metro cuadrado. Precisa poca poda.