En las islas Canarias hay diversos topónimos que nos remiten al balo (existen la montaña de Balos o el Lomo de Balos, entre otros) que es una planta endémica de las islas. Es una planta resistente y que en jardinería es apreciada por su rusticidad.
Lanzarote es la única isla canaria donde no hay balos de forma endémica. El balo destaca por su porte pendular, sus pequeñas flores y unos frutos, blancos al principio y negros al madurar, que parecen globos diminutos. Florece en primavera. En ocasiones la planta, las hojas o el ramaje, desprenden un olor peculiar.
Es muy resistente y se encuentran en los lugares más recónditos e inhóspitos de la geografía canaria, sean laderas, roqueros o fondos de barrancos. Es fácil encontrarla como planta ornamental en carreteras por su bajo mantenimiento.
El balo forma parte de la dieta de muchas especies animales. La planta del balo atrae, como manjar, a lagartos y aves diversas. Sus hojas y bayas son muy solicitadas por estas especies. Se había usado como forraje para los animales pero, en ocasiones, provocaba que la leche de éstos no tuviera buen sabor y se fue retirando de su dieta.